Se dice que la venganza es la primera causa de la infidelidad femenina. El sexo por venganza debido a una infidelidad de la pareja es la manera más antiamorosa que existe para tener sexo, desde mi punto de vista.

Seguramente a ustedes les ha pasado, o tal vez al compadre de un amigo que no vino a la fiesta, pero el caso es que todos hemos sabido de primera o segunda mano sobre la existencia de ella, sí, la venganza sexual.

Esto es más común que ocurra entre la población femenina. Una mujer que se siente o se sabe engañada puede serle infiel a su pareja actual o a su ex pareja con alguien de manera sexual y muy fácilmente. Incluso aunque muchas de esas veces, la pareja o la ex pareja ni siquiera se entere.

¿Entonces por qué hacerlo? ¿Si el objeto de la venganza ni siquiera se dará cuenta? ¿Para qué? ¿Se trata más bien de una satisfacción con nosotras mismas? Sí, tal vez sí. Este suceso es un secreto a voces entre la población femenina porque pertenece a ese lado oscuro del sexo y porque revela una personalidad que dista mucho de ser dulce, linda y buena.

A muchas mujeres les ha ocurrido (al menos a muchas que yo conozco) y casi todas lo han hecho por la misma razón: después de haberse enterado de la infidelidad de su pareja. Algunas los perdonan, pero calladamente consuman la venganza sexual y vuelven. Otras jamás perdonan, realizan la venganza, la hacen evidente, encuentran todas las maneras posibles para que la ex pareja se entere, y se aseguran de que sea altamente doloroso. Hay una serie de peleas después, podrán volver por un corto periodo de tiempo, pero la herida nunca cerrará y, más temprano que tarde, esa acción saldrá a flote en cualquier mínima disputa. En muy pocos casos podría augurarse un buen reencuentro.

Claro, aquí las malas del cuento no son sólo ellas. Ellos también lo hacen, pero casi siempre suelen disfrutarlo más. Ellas no. Ellas mientras tienen ese tipo de sexo lo padecen, lo sufren porque paradójicamente es la única manera que encuentran de decirle a sus ex parejas que todavía las aman.

Se trata de un castigo, de una manera de enloquecer de celos al ex cónyuge o de hacerlo volver. Y si ocurre ese sexo salvaje y vengativo con un amigo cercano, con los compañeros de trabajo, con aquel de quien el ahora ex novio siempre tuvo celos o, mejor aún, con alguno de sus mejores amigos, la venganza consumada habrá sido además exitosa y maquiavélica en ese primer plano.

Como sabemos que los celos masculinos son más sexuales que emocionales, entonces ya está. Podría creerse que así se habrá reparado el daño causado. Nada más lejos de la realidad. Esto en lugar de curar, abre una herida profunda y, casi siempre, irreparable.

El problema es que hay más contras que pros: las heridas que abrirá nunca cerrarán, se pondrá en riesgo la estabilidad emocional no sólo la de la ex pareja sino de quien practica la venganza, se puede caer en un mar de acciones negativas para lastimar al otro que podrían ser como una bola de nieve que nunca termina, y sobre todo si no hay una reconciliación amorosa, quedará el dolor y el odio.

No, chicos, discúlpenme pero el sexo, con lo lindo y delicioso que es, siempre debería tener un buen objetivo. Incluso si se trata sólo del placer por el placer. Ése es ya uno bueno, pero usarlo como venganza de una infidelidad, o para un fin en el que el placer ni siquiera está relacionado, no lo es para nada.

Comentarios

  1. LA VERDAD EL BLOG ESTA DE HUEVOS QUE CHIDO QUE EXISTA UN ESPACIO ASI EN LA RED YO NO VIVO EN SU CIUDAD PERO ME SIENTO IDENTIFICADO CON ALGUNOS ASPECTOS CON LO QUE ESCRIBEN, ME GUSTA LA VARIEDAD DE TEMAS Y EL PUNTO DE VISTA DE TODOS SUS COLABORADORES, SIGAN ASI ESTA MUY CHINGON SU TRABAJO

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