Judith tiene 19 años, hace aproximadamente unos dos meses los
habrá cumplido, casi el mismo tiempo tiene que se tituló como secretaria
ejecutiva bilingüe. Es lo que podría decirse una chavita bien. Sus papás no son adinerados pero no les faltan comodidades en casa. Es blanca, alta, 1.72 m, lo que es bastante para la media nacional femenina y desde que tenía apenas los 14 años ya se adivinaba que sería una mujercita muy bella en toda la extensión de la palabra.

Lo que más llama la atención de ella, a primera vista, es que
sus ojos son de un verde tan intenso como el de la esmeralda. Sus medidas si no perfectas poco les falta. Sus senos son bastante llamativos y se hace notar mas esto cuando usa la ropa deportiva que lleva al gimnasio donde diariamente hace algo de ejercicios para mantenerse en forma. Solo había tenido un novio hasta el día en que la conocí. Roberto (que era el nombre del ex), no había podido llevar mas allá de simples besuqueos la relación con ella debido a su inexperiencia, el era casi año y medio menor que ella, pero para variar, el candil para las chavas de su edad y una que otra mayorcita, es decir con imán para atraerlas, pero con torpeza para mantenerlas.

Tenía poco de haber llegado a la ciudad y me inscribí en el
mismo gimnasio que Judith para mi buena suerte. Pocas veces coincidíamos y por mi horario de trabajo era de los últimos en llegar y de los últimos en salir del recinto, hasta que en una ocasión después de varios días de verla, me tocó la fortuna de que se resbalara en una de las caminadoras y rápido me apresuré a darle ayuda ya que era el que más cerca estaba del aparato donde se encontraba ejercitándose. Si de lejos me parecía fascinante ver a ese bombón con ese culaso que parecía salido de página web de teenagers gringa, al verla de cerca y ayudarle a incorporarse, el aroma de su sudor mezclado con su suave perfume, me hicieron pensar que definitivamente era una de ellas.

Como ya casi era hora de cerrar dejamos nuestros respectivos
aparatos de ejercicio y mientras ella se dolía y yo trataba de indicarle lo que
tenía que hacer para mitigar el dolor, fuimos haciendo una plática trivial pero buena en el sentido de que por fin se daba el primer acercamiento. Me ofrecí a llevarla a su casa y de buen modo me respondió que traía una bicicleta para regresar. Tratando de no parecer obsesivo, cosa que era casi imposible, viendo sus formas enfundadas en un body de licra y un short que dejaban ver de manera mas que suficiente cada detalle de su cuerpecito, insistí en llevarla a ella y a su bicicleta en mi camioneta.

Terminó aceptando y ya para salir le ofrecí algo de mi bebida
deportiva para que aliviara un poco su sed. Subí la bicicleta en la caja de mi
pick up y le auxilié a subir. Al ponernos en marcha le pregunte que si le
gustaba de algún tipo de música en especial.

-No importa, la que sea es buena para relajarse –dijo
secamente aun con un ligero rictus de dolor en su cara.

-Ok –le respondí- mientras encendía el estéreo con algo de
rock en español.

Ahí fuimos platicando de sus horarios y los míos, de su familia, me preguntó si era casado o que si vivía con alguien. A mi repuesta negativa a esta última pregunta solo respondió sonriendo.

-¿Que te causa risa?

-Es que todos dicen lo mismo, niegan su estado civil amarrado
solo para divertirse con las chavas.

-¡Por favor! –Objeté en tono de burla- Por lo visto ya haz
tenido varias experiencias así ¿No? O acaso me dirás que tu novio te resultó
casado.

 

-No tengo novio

 

-¿Y eso?

 

-¿Cómo una chava tan chula como tu no tiene novio?

 

-Son unos aborazados –dijo en tono contrariado- fijate, tengo
2 meses trabajando en una oficina, solo por entretenerme en lo que llega mi beca
para estudiar en Monterrey y de los 8 hombres que trabajan en la constructora,
ahí en las oficinas, solo el jefe no me ha invitado a salir. De esas 7
invitaciones, 5 de ellos casi al terminar la salida me han pedido sexo y los
otros dos, tardándose un poco mas al final han llegado a lo mismo. ¿Qué se
creen? Que uno anda por ahí viendo con quien se acuesta?

 

-¿Y por que aceptaste salir con todos ellos? –pregunté.

 

-Porque no hace nada mal salir de vez en cuando y como tengo
bastantes libertades en casa, no tengo problemas con eso.

 

-Mmmmm. Pues que mal –le dije en tono serio- Lastima que las
cosas sean así. Quiere decir que si se me ocurriera invitarte a algún lado ¿Ya
no aceptarías tan fácilmente?

 

-¿Cómo crees? Si te acepte la cortesía se llevarme a casa es
porque definitivamente no me siento bien. De hecho siento que no debí aceptar
sino llamar a casa que vinieran por mi, de todas maneras mi papá también tiene
camioneta.

 

-Bueno no te molestes, no era para eso el comentario.

En todo el trayecto cuando ella volteaba a mirar por la
ventana para decirme que dirección tomar, yo no perdía tiempo para disfrutar del
espectáculo de sus curvas, su cuello blanco esbelto, su pelo agarrado en una
coleta de caballo, sus caderas, todo, aún no podía creer que me hubiera
favorecido tanto la suerte. Seguimos platicando tontería y media y llegamos a su
casa. Le ayudé a bajar, baje su bicicleta y en eso salió su mamá por a
recibirla.

-¿Qué paso Judy? –dijo la señora un tanto extrañada.

 

-Me resbalé en la caminadora mamá. Iván se ofreció a traerme.

 

-Mucho gusto señora –dije en tono cortés al tiempo de
tenderle mi mano para saludarla.

 

-El gusto es mío Iván, gracias por traerme a mi nenita.

Me despedí y arranqué a casa lo mas rápido que pude. No
aguanté las ganas de meterme a la ducha y mientras el agua se me resbalaba por
el cuerpo me hice tremenda chaqueta que me dejo mas extenuado que los propios
ejercicios del gym. A cada movimiento de subir y bajar mi mano a lo largo de mi
garrote venía a mi mente la imagen perfecta de Judith y sus ojos verdes. Había
momentos en que la imaginaba frente a mí, abierta, como si no me viera dándose
dedo de manera frenética y al mismo tiempo acariciándose los pezones con los
dedos húmedos por sus propios jugos, gimiendo, respirando aceleradamente hasta
que se ahogaba su gemido en la turbulencia de los espasmos de un tremendo
orgasmo, mismo que me venía a mí por tanto jalón.

Los días transcurrieron y coincidí con ella nuevamente al
salir del gimnasio y en esta ocasión pude convencerla de salir juntos. Quedamos
para esa misma noche. Era fin de semana y como no había planeado nada aceptó sin
mucho entusiasmo mi invitación. La salida fue de lo mas tranquilo que se puedan
imaginar. Fuimos a un antro, bebimos, platicamos, bailamos un poco y la regresé
a su casa. Al despedirnos quedamos de vernos al día siguiente en el gimnasio. Yo
me comprometí a hacer lo imposible por estar diario a la misma hora de entrada y
salida que ella, cosa que le agradó pues me respondió

-¡Perfecto!

 

-De acuerdo, es un trato –dije mas que feliz, haciendo el
ademán de despedirme casi dándome la vuelta, pero cual fue mi sorpresa que al
intentar hacerlo, me jaló de la mano, me acerco a ella y me besó la mejilla.

 

-Iván, hacia un buen que no pasaba una noche así, sin
presión, sin acoso. Gracias.

 

-No agradezcas, caray, es lamentable que por unos cuantos
perdamos todos –dije muy en mi papel de persona seria.

Al día siguiente, ambos llegamos tarde al gym. Ella había
tenido bastante trabajo y yo había salido tarde de una reunión de última hora.
Ya solo había dos o tres gentes en el área donde normalmente nos ejercitábamos
los dos. Tomé una caminadora a un lado de la suya y me disponía a iniciar cuando
me dice

-¿Que tan seguido la usas?

 

-Realmente poco, -contesté un tanto avergonzado

 

-Mira –dijo pasándose a mi caminadora, poniéndose delante de
mi para programar el ritmo en la consoleta del aparato- esta cosa puedes
iniciarla así.

El espectáculo de sus nalgas moviéndose casi a unos 30 cm de
mi cuerpo, me hicieron reaccionar de inmediato. La verdad que no podía disimular
mi erección, y en el momento en que ella estaba hablando, parecía que no
entendía nada, porque no me podía concentrar en sus indicaciones.

De pronto, me dice

-¿Entendiste? –dijo deteniendo bruscamente el movimiento de
la banda, con lo que fui a pegar todo mi cuerpo contra el de ella, haciéndola
sentir desde el primer contacto la dureza de mi verga contra sus nalgas cosa que
la hizo reaccionar y voltear rápidamente hacia mí que con tanto zangoloteo
terminé perdiendo el equilibrio arrastrándola en mi caída.

En el suelo, quedé de espaldas con su cuerpo casi
completamente sobre el mío. Podía sentir sus tetas en mi pecho, y su monte venus
presionando la montaña que formaba mi verga prisionera entre mis ropas.

Me miró entre confundida, asustada y no atinaba que hacer
hasta que como pude me pegue a su boca y la empecé a besar mientras daba suaves
golpecitos con mi verga en su montoncito. Mientras nos besábamos, como pude
reviré hacia los lados discretamente y me di cuenta que solo estábamos los dos
en el gym y que el encargado con disimulo se encerraba en la oficina.

La respuesta de su cuerpo fue inesperada para mí. Lo que le
conocía, no era lo que sentía, su seriedad y «aversión» por el sexo se habían
esfumado. Mis manos empezaron a recorrer sus perfectas formas sin despegarme por
un segundo de su boca y sin dejar de repegar mi verga casi a punto de romper mi
ropa contra su puchita.

De pronto, sin decir mas, me giré para quedar sobre ella,
entre sus piernas, frotando mi verga casi frenéticamente contra su pucha y luego
empezar un movimiento de descenso besando su cuerpo y acariciándolo con mi boca
en rumbo franco, claro y definido hacia su entrepierna. Ella no atinaba mas que
a apretujarse contra mi a pasar desaforadamente sus manos por mi espalda y mi
pelo, gimiendo, respirando entrecortado y confundiendo los sudores de nuestros
cuerpos entre los existentes de la rutina de ejercicio con los propios de la
excitación que ya nos invadía.

Lo sabía, lo presentía. Imaginé en algún momento después de
verla varias veces, que ese día andaba de atrevida, sin tanga. Se notaba
levemente en su licra, la raya de su rajita y en su pantalón se empezaba a
dibujar discretamente la humedad de su cosita. Con mis manos en sus caderas di
el primer jalón a su short deportivo y en este movimiento ella levanto su pelvis
para permitirle ir mas allá de sus nalgas cosa que aproveché para de otro hábil
movimiento llevarlo hasta sus rodillas y mas cuidadosamente sacarlo hasta sus
tobillos.

Hasta ese momento no había reparado en la forma que tenía su
panochita, hasta que me deshice de su short y la voltee a ver. Ahí estaba
abierta de piernas, depiladas completamente desde la parte superior de sus
tobillos hasta el ultimo pelito del culo. Le brillaban juntos panochita y culito
por los jugos que le estaban escurriendo. Su cosita era eso. Una cosita
curiosita, solo una rayita que hacía pensar que jamás, ni ella misma la había
tocado mas que para lo indispensable de aseársela. Solo una rayita que no dejaba
asomar absolutamente nada y su traserito perfecto apenas mostraba unos cuantos
pliegues entre sus nalguitas. El espectáculo de la blancura de su piel
contrastando con el leve tono mas oscuro de su orificio anal eran una clara
invitación al disfrute de la cavidad por el resguardada. Me imaginaba lo rico
que sería romper ambos agujeros.

Me lance suavemente a besar sus pies, pantorrillas, muslos,
la parte interna de los mismos y de ahí a su preciado tesoro. Su aroma era como
ningún otro me ha tocado percibir en mi vida, su sabor prácticamente
inigualable.

-¿Por qué me siento así? –decía jadeando con la cabeza echada
hacia atrás y los ojos cerrados

 

-¿Cómo chiquita?

 

-Hervir, rara. Esto no está bien. Nooooo!!! Ahh!!
Siiiiiiii!!! No te detengas!!!!!!! Me sientooo… oooohhh. Lo sabíaaaa!!!!!!! Lo
soñabaaaaaa así!!!!! Rico… –musitaba en medio de suspiros, jadeos, respiración
entrecortada.

 

-¿Te gusta bebé?

 

-Siiiiiiii, me gusta, no dejes de hacermelo, ¿Qué me haces?
¿¿¿Qué es esto???

 

-Mamada muñeca. Esto es una mamadita de pepa –dije mientras
le saboreaba el clítoris- ¿Sabes que es lo que te chupo?

 

-Clí…to..risss… mi… clit.. orisss… ahhhh!!! –Respondió
tomando con sus manitas mi pelo para pegarme mas a su panochita.

 

-¿te gusta que te mame la panochita amor?

 

-¿Así le di… cess? ¿Panochita?

 

-¿Como quieres que le diga chiquita?¿Panochita? ¿Cosita?
¿Conchita? –le decía sin dejar de saboreársela- ¿Pepa? ¿Puchita?

 

-¡Como quieras! ¡¡¡¡¡Pero no dejes de… mamar!!!!!
¡¡¡Mamamelaaaaaaaaaa!!!

Sus movimientos contra mi cara se hicieron mas acelerados
cada vez hasta que me dijo

-¿Qué es? ¿Por qué siento esto?

 

-¿Qué vuelas? ¿Qué te pierdes?

 

-Siiiiiiiii, locura, no veoo –empezó al momento en que me
bañaba la cara con sus jugos orgasmicos- ahhhhhhhh!!!!!!!!!!!

Sentí la presión de sus bellísimas piernas a los costados de
mi cabeza y el jalón de pelo de sus manos sobre mi.

-Ven Iván. Abrázame –pidió jadeando como queriendo recuperar
el aliento y en un tono de tierno agradecimiento.

Me recosté apenas sobre ella apoyando mis manos a sus lados y
quedé justo encima suyo de tal manera que mi verga tocaba su mojadísima pepa.

-Que rico Iván. Me vuelves loca. Como le dices –pregunto
lanzando una mirada hacia mi falo

 

-Verga, pito, palo, garrote,

 

-Ja, ja, ja, ja –rió divertida mientas me acariciaba el pelo
y yo le dejaba sentirme friccionándome contra ella.

 

-Falo, picha, polla, monda, chile, cara de papa

 

-¿Me dejas tocártelo? –pidió curiosa

 

-Claro, hazlo, te iré diciendo como lo hagas.

Sin mucha prisa y con cierto nerviosismo que quitó mi short y
el bóxer y liberó mi verga de su prisión haciéndola saltar.

Le explique como tomarla con su mano, como acariciarla y como
toda una buena alumna entendió rápido, con un poco de torpeza al principio, pero
con mas cuidado seguidamente según le daba la instrucción corrigiéndola.

 

-¿Se mama también? Digo, así como tu me mamaste mi cosita

 

-Si amor ¿quieres probar?

 

-Si, ¿no sabe mal?

 

-Chupate un dedo ¿a que te sabe?

 

-¿Así? –dijo dudando, ¿solo sabe a piel?

 

-prueba, primero besa la cabecita, a su alrededor, poco a
poco el tronco, todo, -le decía mientras ella iba haciendo cuanta cosa le
indicaba- metelo en tu boca.

Cada paso, cada instrucción, era al pie de la letra y en un
momento solo me dedique a disfrutar de sus labios alrededor de mi verga, de las
yemas de sus dedos en mis huevos, de su mano masturbándome al tiempo que me
mamaba.

-Mmmm…. Sabe rico amor… me gusta tu sabor…

 

-¿Si?

 

-Si, mmmmm, no lo entiendo… mmmmm –decía interrumpiendo
momentáneamente la mamada – no entiendo.

 

-¿Qué muñeca? ¿Qué no entiendes?

 

-¿Por qué no lo había hecho antes?

 

-Ahhh, no seeee… pero….sigue… mamamelaaa….

 

-¿Cómo quieres que le diga amor?

 

-como mas te gus…. teee!!!!!

 

-Rica tu vergaaaaaa –dijo emocionada y de repente me lanzo la
pregunta, al sentir las primeras gotas de mi liquido preseminal – ¿Qué es este
sabor?

 

-Lechita amor, son las primeras gotitas de leche que me salen
por la mamada tan rica que me estas dando

 

-¡¡¡¡Quiero mas!!!! Sigue dame masss Iván, masss

 

-Sigue mamandoo –exigí casi gritando por la excitación
contenida por no venirme

 

-¿No sabias de esto muñeca?

 

-Mmmmm, noooo –y volvía a mamar- no sabía

 

-¿Quieres probar toda mi leche?

 

-¿Sabe igual toda?

 

-Si. ¿La quieres?

 

-Toda, me la puedo tragar Iván?

 

-Siiiiii –dije mas caliente que nada preparando mi venida-
Tómala, yaaaaaaaaaaaa

Claramente sentí en el empujón que le di que mi cabecita le
toco la garganta al tiempo que le lanzaba el primer chorro de leche y el segundo
quedaba en su boca que ni tarda ni perezosa se dedico a saborear y seguir
tragando.

-Mmmmm, -se relamía –rica tu leche

 

-Cómetela toda mamacita, cómetela

Como si se tratara de una nieve con chocolate, la golosa Judy
se trago todos mis mecos hasta la ultima gota que se encontraba en mi palo. Vino
y se recostó a mi lado sin dejar de manejarme la verga apoyándose en el piso con
el codo derecho y sosteniendo su cabeza con la misma mano. Su izquierda, lenta y
torpemente a ratos, jugueteaba sin prisas mi macana.

Vimos la hora en el reloj y nos levantamos rápidamente y nos
vestimos para salir del gym. El encargado había dejado una nota pegada en la
puerta: «Cierras Iván, Suertudo». Nos reímos por la ocurrencia y salimos a toda
prisa a subir su bicicleta a mi camioneta para llevarla a su casa. Ahí la
esperaba su mamá.

-¿Qué te pasó ahora Judy?

 

-Nada má, solo que me ponché y de suerte pasó Iván y me dio
aventón a la llantera de un amigo que trabaja hasta tarde para repararla de una
vez –contestó en el mejor de los planes, muy tranquila y a decir verdad nadie
hubiera sospechado nada con tal respuesta. Casi hasta yo lo creí.

 

-Gracias Iván –dijo su mamá.

 

-Te llamo mañana Iván, a ver si podemos hacer mi cambio de
instructor como quedamos –me dijo guiñándome un ojo en un tono de coquetería y
complicidad.

 

-Ok Judy, que descanses –contesté mientras me despedía
alzando la mano- buenas noches señora

 

-Buenas noches Iván.

Al día siguiente, Judith me llamó a mi móvil y quedamos en
vernos en el gym a eso de las 7 p.m. Ella le había dicho a su mamá que no me
encontró y que mejor se iría a casa de Cinthya, una compañera de trabajo a una
reunión y que llegaría un poco tarde.

Al bajarme de la camioneta, se me acercó

-Ni te metas al gym, vayámonos de aquí. Hoy quiero mas de ti
–dijo mientras me besaba metiendo su lengua en mi boca de una manera por demás
cachonda.

 

-¿Estas caliente muñeca? –pregunté un tanto divertido

 

-Si, mucho, quiero que me mames, mamarte, que me hagas
mojarte de nuevo, quiero lechita en mi boca.

 

-Hoy me darás todo niña –le aseguré

 

-Lo que quieras papi –respondió con una mirada que ya en
definitiva no era la de dos días atrás, ahora ya denotaba lujuria a mas no
poder- lo que quieras te doy, vine preparada para todo. No traigo tanga, ni bra,
y ¿Sabes que si traigo?

 

-¿Qué?

 

-Muchas ganas de que me hagas gritar de placer –me dijo
bajito al oído volviendo a besarme.

En el trayecto, sus manos se lanzaron directamente a buscar
mi verga y conduciendo como pude, fui resistiendo las caricias que me
proporcionaba a ratos también con la boca. Me metí al primer motel que encontré
y para mi buena suerte era uno del los mejores de la ciudad.

Cerré la puerta corrediza. Y ella se quedo dentro de la
camioneta acostada, con la cabeza hacia el lado donde venía yo conduciendo y en
esa posición me dijo moviendo su dedo índice en silencio para que me acercara.
Como pudo me sacó la verga y en esa posición me la empezó a mamar, me quise
subir encima de ella y cuando menos lo esperé, hizo un movimiento de su cuerpo
de tal manera que sus piernas quedaron en mi cuello, su pepa en mi boca y mi
verga en la suya. Así, con todo y lo que eso implicaba, como pude me metí al
cuarto y la puse en la cama y continuamos haciendo el 69 pero ahora ya en una
posición mas cómoda hasta que alcanzó uno y luego otro orgasmo seguiditos y casi
en su tercero, me vine abundantemente en su boca. Al igual que un día antes, no
dejo ni rastros de leche en mi verga.

Sacó de su bolso dos pequeñas botellitas de tequila y las
bebimos prácticamente de un trago.

-Quiero que me rompas toda, el tequila es para agarrar valor
–dijo riendo entre divertida y un poco nerviosa- trátame bien ¿Si?

 

-No necesitas pedirlo amor –dije con seguridad dándole un
beso en la boca- te haz sentido mal a mi lado?

 

-No, pero, me da cosa. Tengo desde ayer leyendo cosas sobre
esto en la internet, y la verdad es que, si me da cosa.

 

-Yo te voy a dar cosa – le dije ya con una carcajada.

 

-Tu me vas a dar una cogida. Eso es lo que me vas a dar.

 

-¿Una? ¿A eso vinimos? ¿Solo por una?

 

-Bueno, las que se puedan –dijo tratando de convencerse- no
se que tanto aguante tenga… o tengas tu, ¿Que tal si sales corriendo después
del tercero o cuarto round?

 

-No hay problema, exploraremos nuestros límites –dije
mientras empezaba a deleitar mis manos con la suavidad de su cuerpo y mis vista
intentaba fundirse en esos preciosos ojos verdes- no pasa que los dos o uno de
los dos quede aquí desmayado de tanto «trabajo físico»

Mi verga empezó a responder a sus caricias y mis manos
buscaron sus pezones que acompañadas por mi boca empezaron a hacerlos pararse,
ponerse duros al contacto de mis labios húmedos y la yema de mis dedos índice y
pulgar que suavemente los acariciaban e iban de un seno a otro.

De pronto me detuvo y me dijo

-Espera, acuéstate. –ordenó

Así lo hice y se montó en mi. Acomodó mi verga entre sus
labios superiores y se empezó a hacer una rica puñeta con mi palo y claramente
podía sentir como se iba humedeciendo su puchita, hasta llegar a sentir sus
fluidos en mis bolas.

-Que rico se siente Iván. Tu verga entre mis labios. Tus
pelitos rozando mi piel depilada. Que rico papi, me enloquece.

 

-Lo sé muñequita, se nota, tus juguitos me lo dicen.

Aceleró un poco el pasó para detenerse de pronto y viéndome a
los ojos, sin voltear para abajo, tomo mi chile por el tronco y empezó a darse
masaje en el clítoris con la cabecita. Una, dos, tres pasadas y cuando iba a dar
la cuarta masajeada, se le resbala y se le va hasta la mitad

-Ahhhhh!!!!!! –gritó ahogadamente- me rompes papiiiii,
mmmmffffff!!!!!

 

-Ya eres mía – respondí al clavarle los otros 9 cm de verga
que le faltaban para completarle los 18 que le tenía reservados

 

-Aaaaaaaaayyyyyy –dijo en un chillidito- que rico, así
déjala, así déjala, así quiero estar siempre, con tu verga dentro de mi.

Obedeciéndole, y en espera de que se acostumbrara a mi falo
entre las carnes de su vagina, no hice movimiento por un rato atraje su cara
hacia la mía y la empecé a besar. Después de unos instantes ella inició un ritmo
de mete – saca lento, muy rico. Atisbé su entrepierna y pude darme cuenta que
escurría un hilillo de sangre en su pierna derecha. Pase mi dedo por ahí y se lo
mostré.

-Ya eres mía –le dije nuevamente- solo mía

 

-Siiiiii, tuyaaaaa –contestó al momento de iniciar un
movimiento mas acelerado de su pelvis, al grado de hacerse casi un brincoteo en
afán de ensartarse mas mi garrote.

Mis manos jugueteaban con sus tetas, en algunos instantes
metía un dedo a tocar su clítoris cosa que la ponía mas que loca, y luego lo
pasaba por sus labios para que probara sus jugos. Luego pasaba mis manos por su
cadera, cintura, nalgas y ahí de pronto perdía mi dedo medio derecho para tocar
su culito. Desde el primer instante que sentí los pliegues de su ojito, lo supe,
iba a ser difícil meterle la verga. Pero tendría paciencia. Mis dedos empezaron
a trabajarlo a través de presión suave para irlo amansando. En pocos minutos
logré meter la punta de mi dedo en el.

-Ahh papiiiiiii, se siente raro!!!!

 

-Te va a gustar, lo sé -al decirle esto, le deje ir el
segundo dedo

 

-Ahhhhhh….. Mmmmmm, aaahhggg!!!!, así nooo…. –dijo
dándose un levantón sorpresivo para mí, tomando mi chile con la mano derecha y
apuntándoselo al culo, para empezar a meterselo muy despacio pero sin detenerse.

 

-Aaahhhhh,, que puta me sientoooooo….soy tu puta ¿verdad
Iván?? ¿verdad que si soy tu putita papi? ¿Te gusta que sea así?

 

-Siii, me gusta como me aprieta tu culito

 

-Duele Iván –decía con un ligero rictus de dolor que a
momentos se convertía en uno de placer absoluto- pero no me la saques, también
por aquí me gustó

Mi mano derecha estaba en su puchita, dándole dedo a su raja
y clítoris, a ratos entrando y saliendo de ella, y la otra, acariciaba como
podía sus tetas y sus nalgas

-Me vengo papiiiiii –gritó como loca arqueando su cuerpo
dejando escapar un riquísimo chorro por su pucha

Di cuatro o cinco embates dentro de su culo y me vine en un
potente chorro que hizo que la leche saliera y viniera parar también a mi verga
escurriéndose de su interior. Como mi verga aun se mantenía dura poco después de
vaciarme ella me pidió que no dejara de moverme dentro de su culo que a estas
alturas ya no me hacia la misma dificultad que al inicio por toda la leche que
le había dejado ir permitiéndome resbalar suave en su interior. A decir verdad
nunca me había pasado esto, realmente no sentí que se me bajara, y el mismo
movimiento de mete – saca que Judy le estaba dando la prendió de nuevo. Sentía
las paredes de su culo apretándome la reata como si quisiera exprimirle hasta la
última gota. Mis manos no perdieron detalle de su cuerpo y seguían viajando
desde su panochita hasta sus tetas, sus pezones para mojarlos, y de ahí de nuevo
a su jugosa cavidad para iniciar un viaje de retorno mas largo hasta sus labios,
su lengua para que probara su sabor.

-¿Te gusta tu sabor mi vida?

 

-Siiiiii, dame juguito de pepa, dame, dame. Quiero probarme.
No te detengas. Sigue dándome en el culo –pedía sin dejar de darse sentones en
mi palo.

 

-Tu muévete mamacita, muévete a tu gusto, no te dejes de
ensartar.

 

-Espera –dijo de pronto, sacándose la verga y volteándose de
espaldas a mi, en posición de «perrito»- Quiero que me lo metas igual, en el
culito, pero así, como si fuera una perrita que quiere quedarse «pegada» con la
verga de su perro. Déjame abrirme las nalgas papi, para que veas que tan abierto
me tienes el agujero ya.

Me arrodillé frente a ella y empecé a bombearle el culo al
mismo tiempo que le dedeaba el clítoris, y le masajeaba las tetas.

-¡¡¡¡Aaaayyyy, me dueleeeee!!!!!!!! ¡¡¡¡¡Llegas
hondooooo!!!!!! Aaahhhh encájamelo massss papiiiiiiii, ¡¡¡¡¡¡no te canses
nuncaaaaa!!!!!!

Su cuerpo se empezó a tensar y de pronto se aflojó
completamente. Los dos caimos en la cama, yo sobre su espalda con la verga
inundando su recto todavía. No dejé de moverme mientras ella me pedía clemencia.
Cosa que no le di hasta que mi orgasmo le volvió a dejar huella en su ahora
desvirgado traserito.

Nos quedamos resoplando los dos acostados ella con su mejilla
derecha apoyada en la cama, una pierna recta y la otra semi flexionada las
nalgas entre abiertas con mi chile aún resumando unas gotas de leche entre ellas
y el agujero de su culo todavía dilatado por la resiente salida del instrumento
invasor.

-Nunca me imaginé que todo esto pudiera pasar en realidad.
Todo lo que vi anoche en la internet… No lo creía, pensaba que eran trucos de
cámara. Sentirte dentro de mí, entrar y salir con tu verga, el sabor de tu
leche, el sentirla caliente llenándome por dentro. Que rico. ¿Así es siempre
Iván?

 

-Bueno, creo que es mas padre cuando existe un lazo emotivo
entre las personas, creo que nosotros empezamos al revés ¿No?

 

-Pues, no sé. Me siento bien. Me gusta estar contigo. Pero
pienso cuantas veces desprecié esto y definitivamente, digo, solo por la manera
de ser de los otros chavos, que no la hubiera pasado como lo he vivido hasta
ahorita contigo. Me explicas, me enseñas.

 

-¿Te enamorarías de mi por esto?

 

-Oye, ¿Tu crees que después de esto te dejaré ir fácil? No
niño, puede ser que sea pasión de momento, pero, no creo que me encuentre fácil
a alguien como tu. Mira, yo escucho platicar a algunas amigas acerca de sus
novios y platican cosas que no me gustan, que las dejan plantadas, que les
gritan, todo casi desde los primeros días de relación.

 

-Bueno, eso es mas bien cuestión de autoestima ¿No crees?

 

-Pues quizás, pero, tu nunca me haz tratado mal y se que no
lo harás. ¿Verdad? –dijo mientras agarraba con su mano derecha mi verga y le
daba un rico pero firme apretón en señal de amenaza.

Reímos los dos.¿Cómo crees? –Le dije incorporándome en la
cama e invitándola a seguirme al baño.

Como lo había dicho este hotel era uno de los mejores de la
ciudad para estos menesteres, así que, en su baño, había una discreta pero
invitante tina de hidromasajes que rápidamente puse en operación.

El espectáculo de su cuerpo reflejado en el espejo del baño,
me hacían pensar a ratos que me estaba pasando en un sueño y que casi pedía que
me pellizcaran para saber si era en verdad real.

Ver su pelo cayendo en su espalda perfecta su cintura, sus
nalgas y parte de sus piernas en ese erótico cuadro eran lo que podría decirse
una visión que envidiaría el mejor fotógrafo erótico de teenagers Mis manos no
dejaban de recorrer todo cuanto podían de ella quien a su vez no dejaba de meter
mas y mas su lengua en mi boca que nos hacía fundirnos en un beso mas que
cachondo.

Por fin entramos a la tina, me recosté, y ella vino a hacer
lo mismo en mi pecho colocando sus nalgas entre mis piernas y su espalda en mi
pecho. La calidez del agua nos hizo relajarnos rápidamente. Así permanecimos
unos instantes en silencio, masajeando nuestros cuerpos como podíamos. Ella
sobando mis piernas, a ratos llegando a mis nalgas. Yo sus tetas, su vientre
planito, el borde superior de su monte venus.

Se volteó, de rodillas frente a mí y me preguntó curiosa

-¿Se podrá?

 

-¿Qué?

 

-Mamar bajo el agua, ¿Quieres que te la mame así? –sonriendo
con picardía

 

-¡¡¡¡Claroooo!!!! –contesté emocionado- a nadie le cae mal un
«bucito».

Como si lo hubiera hecho antes, sin ninguna dificultad,
Judith se abocó a darme soberana mamada bajo el agua. Yo me limitaba a tomarle
el pelo y ver su cara cuando salía del agua para tomar aire y a disfrutar de la
presión de sus labios en el frenillo de mi verga.

Sin terminar su trabajo, pero con ganas de mas, salió del
agua y me dijo

-ya estas listo papi

Se sentó frente a mí con las piernas abiertas y así se
ensartó en mi verga muy despacito, como queriendo disfrutar cada uno de los
centímetros que le podrían entrar mientras me veía fijamente a los ojos, con la
boca entreabierta a ratos y ratos mordiéndose el labio inferior en señal del
disfrute de cada tramo de pucha que se le inundaba con mi chile y sus manos
apoyadas en mis hombros.

Ese palo fue el mas tierno que echamos ese día. El resto,
quizas lo cuente en otra ocasión, solo les puedo decir que, si pasó como lo se
lo dije a ella, iniciamos la relación con el sexo y después vino lo demás. Así
pasó.

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