Y ahí estaba ella una morena, de unos 36 años, cabello largo y negro agarrado en una cola de caballo, algo pecosa de la cara, con suculentos labios pintados de rojo, una chamarra de mezclilla tapaba un top rojo que a su vez cubría unas tetas medianas, abajo unos jeans enfundando unas piernas de muslos atrayentes y un culo respingón y amplio, era un manjar que llevaba a aquella fiesta al parecer a su hija, todo transcurría normal salvo miraditas que nos hacíamos uno que otro roce muy al pasar, una sonrisa durante la comida, hasta que las cosas se dieron.

Ella se marchaba y llevaba algunos juguetes y cajas por lo que al verla apurada me ofrecí a ayudarle, para lo que ella pidió a otra de las mamás, que le cuidara a su niña en lo que ella me llevaba a su camioneta, por el camino nos presentamos, Betty, Armando, ya saben lo de siempre, le dije que era una mujer muy bella que era una lástima verla tan solita a lo que comentó que su esposo por su trabajo no había podido acompañarla.

Llegamos a la camioneta y abrió la parte de atrás deposité las cajas que yo cargaba y según yo me acerqué por su espalda para ayudarle con el peso que llevaba, claro eso me ayudó para apoyar sin mucho disimulo mi paquete sobre aquel culito, ella perdió un poco el equilibrio y yo la sostuve entre mis brazos, nos quedamos un rato quietos y ella fue la primera en reaccionar, algo apenada me dio las gracias por haberla ayudado. Yo aun pegado a su culo le dije que no tenia problema que si quería podíamos acomodar mejor las cajas en el interior.

Mis manos para esto se encontraban en su cintura pero irreverentemente las subí un poco mas hasta el inicio de sus pechos mientras ella se estiraba para acomodar las cajas que estaban más al fondo, como no noté resistencia entonces metí las manos por debajo de la chaquetilla y sobe los senos, dándome cuenta que no llevaba sostén ya que sentí como dos tiesos pezones trataban de romper la tela, ella consintió mis caricias un rato, pero cuando pasaban unas personas por donde la camioneta se paró en seco y volteo diciéndome que pensaba que por que la tocaba así.

Yo no la dejé que continuara con su reclamo ya que la besé apasionadamente, la chiquita, me forcejeó un poco y sin más me mordió un labio, me separé y vi algo de ira en su rostro, pero un impulso me descontrolé y la empujé dentro de la camioneta ella cayó de manera pesada contra una de las cajas y mientras ella se reponía de la sorpresa aproveché para meterme a la Van y cerrar.

Ahora su cara no demostraba ira, sino miedo, entre sollozos me decía que no la lastimara, hice caso omiso a sus suplicas porque algo me dejaba ver que ella también lo deseaba, tomé el top que tapaba sus senos y di un jalón fuerte bajándoselo a la cintura, dos morenos pechos aparecieron, sus pezones aun no perdían dureza, me acomodé rápido sobre ella evitando que se los cubriera con las manos y empecé a besarla, aun con sabor a sangre entre mis labios, ella aún no correspondía pero tampoco pedía auxilio ni se defendía, empecé a bajar con mi boca por su cuello hasta llegar a sus pezones, ahí empecé a jugar con mi lengua en sus amoratados botones, pronto supe que la cosa iría mejor.

Un leve gemido y su respiración entrecortada me dieron la clave, seguí mamando sus montes, recreándome en sus pezones y la entrega por fin llegó.

-Si papi, así sigue, chúpamelos, muérdelos

Sus manos apresaron mi cabeza y hacia presión como si quisiera hundirme entre esas masas de carne, mis manos comenzaron a recorrerla, llegando pronto a sus piernas y su culo, ella comenzó a moverse provocando un roce delicioso de su rodilla con mi paquete; sabíamos que no había mucho tiempo así que me enderecé y comencé a desabrocharle el pantalón, ella hacía lo propio con el mío. Con su pantalón en la rodillas le levanté las piernas y comencé a acariciar con mis manos su raja; con algo de preocupación me preguntó si llevaba preservativo, respondí afirmativamente y aventé unas cajas para hacer algo de espacio y le dije q se pusiera en cuatro mientras yo me lo colocaba.

Con toda prisa lo saqué de mi camisa, lo puse en su lugar mientras mi querida amiga paraba el culo en la camioneta, comencé a nalguearla y pasar mi verga por sus nalgas, ella desesperada me decía que no la hiciera esperar más y se la metiera de una buena vez, aún la hice esperar un poco, para sin avisarle enfilar mi cabeza a su estrecho orificio que por tener en las rodillas el pantalón era aun más estrecho.

Un grito sonó en la camioneta al momento de que mi verga la penetró sin compasión, aprovechando el largo de su cabello le di un tirón, su rostro volteó y vi una lagrima escurriendo por su mejilla, apoyó cada brazo en los asientos delanteros de la camioneta, la camioneta estaba toda polarizada excepto al frente en la posición que la tenia si alguien venía de frente vería a mi amiga con el torso totalmente desnudo ya que mientras se ponía en cuatro aprovecho y se sacó la chaqueta.

Comencé a cojerla sin compasión sabiendo que ya había pasado algo de tiempo y en la fiesta podrían empezar a echarnos de menos, ella ya estaba completamente entregada, apoyándose en los asientos reculaba, buscando más y más mi verga, me recosté un poco sobre su torso para alcanzar desde atrás sus tetas y jugar con ellas, sus gemidos se convirtieron en gritos y sentí como me apretaba la verga con sus paredes vaginales, anunciándome con esto su orgasmo. Mientras se retorcía de placer yo saqué mi miembro y me quite el condón, después de un par de sacudidas mi corrida baño sus nalgas y parte de su espalda manchando incluso su larga cabellera

Caímos rendidos mientras veíamos como de una casa un par de muchachillos corrían después de contemplarnos, apurada me dijo que nos arregláramos y saliéramos. Así lo hicimos después de intercambiar teléfonos y quedar para otra fiestecita no tan infantil.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *