A lo largo y ancho de mi demoniaca vida me he topado con todo tipo de compañía femenina. Desde las excelentes, buenas, malas y peores. Los extremos son los que se fijan en la memoria, pero definitivamente hay un lugar especial para las experiencias «curiosas». De esas que te ocurren una vez, e incluso puedes disfrutarla en su momento, pero sabes que dificilmente quisieras estar de nuevo en esa situación.
En su momento, hace algunos ayeres, tuve una de esas amigas escort (bastante popular en esos días, por cierto, aunque por la naturaleza del relato preferiría mantener su identidad anónima) con la que repetí bastante, porque su servicio era realmente exquisito. De esas chicas que realmente disfrutan su trabajo y caen casi en la ninfomanía. Luego de años de conocernos, llegamos a hacernos compañía nocturna en «all night mode», lo cual permitía cierto nivel de confianza para sacar nuestros mas bajos y lujuriosos instintos.
Una noche, me manda un mensaje para avisarme que andaba muuuuy cachonda y en sus propias palabras, «con ganas de sexo duro». No me quedó claro en ese momento a que nivel de «dureza» se refería, pero ya habíamos experimentado un poco con cosas fuertes, así que no me extrañó. Preparé el lubricante, cintos, trinche, látigo de 7 colas en salmuera, y demás artilugios para esperarla.
Llegó al poco tiempo y ni bien cerramos la puerta, me brincó encima con esos besos intensos, profundos que tanto disfrutaba. En menos de un minuto ya estábamos desnudos y en horizontal. Comencé desde lo mas light (caricias fuertes, mordisqueos aqui y allá, atarle las manos…etc) y a medida que veía que se iba prendiendo mas y mas, iba subiendo la intensidad de los juegos. Al grado de tenerla atada boca abajo al estilo potro de tormentos a cada barrote de la cama estilo Luis XV, con varias almohadas bajo la pelvis, de modo que su culo quedaba expuesto para mis mas oscuros deseos. En cierto momento, la tenía yo penetrada por el patio trasero mientras que por delante tenía insertado un vibrador grande que ella misma había traido y yo la nalgueaba a placer….ella se retorcía pidiendo mas mientras volteaba los ojos en blanco y mordía las sábanas hasta explotar en un orgasmo monumental. La desamarré, y a dormir, así como quedamos.
Hasta ahi, todo iba «normal» para una noche desenfrenada de sexo duro y dominante.
Lo curioso vino en la madrugada.
Me despertó la deliciosa sensación de estar recibiendo un fellatio despertador (mucho mejor despertador que el del buró), y bueno, quien soy yo para despreciar un palito madrugador? Como todos sabemos, es uno de los mejores momentos para ejercitar la virilidad masculina. Pero como se podrán imaginar, no todo iba a ser rosa esa noche…al estar plácidamente retozando la posición de misionero, me tomó mi mano y se a si misma dió una pequeña cachetada, sonriéndo cachondamente mientras me decía «pégame!»…..anda! la niña se quedó con ganas de mas! Bueno, no la defraudemos. Le dejé caer una pequeña cachetada. Ella gimió «mas fuerte!!!». Le dejé caer otra cachetada, en el límite de lo que sentí podría hacerlo sin lastimarla. No pensaba llegar mas allá. Pero ella volteó los ojos, haciendo una mueca de fastidio, diciéndome «para eso me hiciste que me abriera de piernas?? Mta…»
Hija de su diabla madre….le dejé caer una cachetada mas fuerte, suficiente para voltearle la cara, aun con miedo de lastimarla. Su reacción fue decirme, casi gritando, con cara de cada vez mas molesta «quieres que me quede dormida aqui???? es toda la fuerza que tienes, PUTITO????»
NUNCA…y déjenme dejarles eso en claro…NUNCA insultes a un demonio…
Levanté el brazo, y le dejé caer una demoniaca bofetada que casi le voltea la cara cual vil Linda Blair en El Exorcista…ya con una mezcla de enojo e impotencia. Si al palo nocturno se lo va a llevar la chingada, que se la cargue con todo y todo, pero a mi nadie me va a insultar mientras le tengo metido el riel!!
Para mi sorpresa, volteó con los ojos vidriosos de excitación, la boca abierta jadeando, y la mitad de la cara completamente roja por el golpe, y me dijo cortadamente con una sonrisa pícara «a…andale…ya te vas acercando a lo que quiero…»
Aaaarrrgggghhh….release The Devil!!!!!!  Comencé a abofetearla con dorso y palma, a ida y vuelta, sus cachetadas de padrastro mariguano, mientras le daba cada vez mas duro a la pompeada en la región sur de su cuerpo…ella comenzó a gritar como posesa y a voltear los ojos en blanco, hasta que por fin, luego de 10 bofetones, su cuerpo comenzó a convulsionar en el orgasmo mas monumental que he observado en mi vida…arqueaba la espalda, engarruñaba los dedos de manos y pies, volteaba los ojos al revés y hablaba en sánscrito y arameo a la vez….no, no, no….yo dije, si vomita verde, le marco a Fray Antro pa’ que me ayude con esta loca!!!  Afortunadamente no hizo falta…luego de aproximadamente 1 minuto de paroxismo, finalmente se quedó quieta y se durmió inmediatamente, sin pronunciar una sola palabra.
A la mañana siguiente despertó sonriente y feliz como siempre, me dió un beso suave, tierno, delicioso, y me  confesó que esa fantasía tenía mucho tiempo rondándole la cabeza, pero hasta ahora no se había animado a realizarla por no tener alguien de confianza.
Debo confesar que si bien me considero un poco sádico, tampoco lo disfruté tanto como ella. Lo hice por darle placer…se lo debía por tanto y tanto que ella me había dado, pero definitivamente no lo disfruté como ella lo hizo, y dudo volverlo a hacer por voluntad propia. Sin embargo la experiencia se me quedó grabada en la memoria para toda la vida.
Asmodeus

Comentarios

  1. A la verga… Más de una vez me han propuesto algo de sexo duro, pero neta tu relato se pasa en mucho a lo que he vivido… La neta tampoco lo disfruto tanto, pero bueh! se lo tenía «bien merecido» 😉

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