COGIÉNDOME A EUGENIA

Cuarto de motel. El ambiente tan peculiar con el clima y el aroma y la expectativa que me azota en la cara el hecho de que aquí va a pasar algo bueno.
Hoy no quiero sexo suave, no quiero follar con una jovencita tímida ni tener una plática previa para romper el hielo y que la chica entre en confianza. No, otros días sí pero hoy no. A la chingada romper el hielo y las bromas fáciles… otros días lo disfruto y es parte de la adrenalina pero hoy mi cuerpo me pide algo diferente.
Quiero coger groseramente, como animal, como bestia, como un marinero que regresa tras cuatro meses en alta mar.
Así quiero coger, y por eso le hablé a Eugenia. Y por eso le pedí que llegara con vestido corto… y sin pantaletas.
Ella sabe coger… y se deja coger como quieras y entre más caliente te ponga más caliente se pone. Y por supuesto está buenísima la méndiga, con esas nalgotas duras firmes y erguidas y ese par de melones tremendamente deliciosos. Y le gusta que la cojan a lo bestia. Pinche Eugenia, ¡Cómo te gusta coger!
Y ya viene subiendo, por eso estoy así de caliente, encuerado, nada más la toalla me tapa el culo y la parte de enfrente donde mi verga ya empieza a despertar. Date prisa, Eugenia, te quiero coger.
La puerta está abierta, así que cuando llega me ve así, sólo con la toalla alrededor de la cintura.
-Ay bebé, ya estás sin ropa!!!
-Ya te dije las ganas que traigo. Déjame verte.
Y se para un rato ahí en la escalera
–Ven, pasa… ¿Te veniste sin panties? Déjame verte
Y ella obedece
Me acerco sin dudar y la abrazo fuerte… con cuidado de no lastimarla pero tampoco soy delicado… la jalo contra mí y la repego a mi cuerpo… siento sus pechos sobre mi pecho y siento el calor de su vientre restregado contra mi verga que ya está erguida a más no poder. Y es ella la que me jala la toalla y la tira al piso.
Sigo besándola y ella responde como sabe: a lo loco, sin medirse, sin dudar, como hembra en celo pues. Porque así es la méndiga Eugenia: me besa con sus labios abiertos y su lengua de fuera, metiéndola a través de mis labios y atrapando mi lengua y lamiendo y chupando y mordiendo mientras me abraza como posesa.
Mis manos se van directo a sus nalgas y las agarro y las magreo y las restriego con ganas… y luego meto los dedos largos de ambas manos en la raja de su culo… y se lo abro con fuerza…
-Aaaaaagmmmm… dice Eugenia pero la queja se ahoga dentro de mi boca porque no deja de besarme.
No puedo más, y no quiero esperar. Me despego un poco y agarro el condón que estaba sobre la cama… y le ordeno que me lo ponga.
-¿No quieres oral primero?
-Después. Ahorita lo que quiero es metértela.
Mi respuesta le divierte y responde con buen humor:
-Pues cógeme bebé, a eso vine!!
Se arrodilla y me pone el condón.
-¿Cómo me pongo?
-Ahí en la pared, recargada en la repisa.
–Súbete el vestido… y desabrocha el brassier.
Me acomodo por detrás. Me repego a ella y mi verga se entierra en medio de su culo

Eugenia extiende su mano hacia atrás, agarra mi miembro y lo apunta directamente a su vagina… me sorprendo al sentirla tan caliente… y un poco viscosa… y cuando la punta de mi miembro se va abriendo paso entre sus labios vaginales siento esa humedad cremosa y caliente haciéndolo resbalar.
Eugenia está ahí, parada y con el vestido subido hasta el cuello, con las tetas al aire y con el culazo desnudo a mi disposición… y con la punta de mi verga metida en la entrada de su vagina.
Y entonces la agarro de la cintura y se la meto hasta el fondo.
Lo demás camaradas, ya sabrán. Si asi comenzó, como estuvo el round. Lo dejo a la imaginación.

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