Por fin se volvió a dar el clásico entre Monterrey y Tigres, y de nueva cuenta rete a Manuel apostar mi cuerpo contra su motocicleta, decidimos verlo en casa ya que nuestros padres saldrían a una fiesta, el partido pintaba muy bien, incluso mi equipo (El Monterrey), anoto el primer gol yo esta eufórica gritaba como si estuviese en el estadio viendo el juego.

Mi hermano con una cerveza en la mano se rascaba la cabeza, y me decía «no cantes victorias ya veras que ahorita empatan y luego les vamos a ganar, y espero que cuando me pagues la apuesta grites igual».

Su comentario me causo risa y le respondí; «pues, creo hermanito que tendrás que despedirte de tu moto, y acostumbrarte andar a patín».

El juego continúo y el árbitro marco un penal a favor de los Tigres, en mi corazón quería que ganara mi equipo, pero mi sexo quería que perdieran, mientras se cobraba el penal, Manuel estaba expectante, de seguro en su mente ya se imaginaba la tremenda cogida que volveríamos a repetir, me daba cuenta fácilmente ya que en su pantalón se notaba una gran bulto.

El jugador fallo el penal (vaya pendejo solo nos hizo sufrir), yo grite de alegría y me burlaba de Manuel aunque ya comenzaba a sentirme decepcionada, quería que ganara el Monterrey pero deseaba tener sexo con mi hermano, estaba ya muy caliente.

En eso estaba pensando cuando cae el gol del empate, Manuel lo festejo gritando y saltando y agarrándome las nalgas, mientras me decía; «hay carito ya veraz que te tendrás que empinar de nueva cuenta para meterte la verga».

Yo solo sonreí forzadamente a su comentario y a su nalgada, para desgracia de mi equipo cayo el segundo gol, mientras mi hermano comenzaba a sobarse la verga sobre el pantalón. Por fuera mostraba yo una cara de coraje, pero por dentro sentía un cosquilleo, una comezón rica que anhelaba que terminase el partido para poder coger otra vez con mi hermano.

Termino el partido, los Rayados del Monterrey no pudieron ganar de nueva cuenta el clásico, Manuel no festejaba solo me veía, me levante de mi asiento y me dirigí al baño, tras salir fui a donde estaba Manuel sentado en sofa, me arrodille y de inmediato saque su verga de su pantalón y la comencé acariciar.

Mientras lo masturbaba le decía; «Bueno hermanito, pues es hora de pagar mi apuesta», inmediatamente comencé a besarle la cabeza de la verga, mientras le sobaba los huevos, Manuel comenzó a quitarse la ropa.

Mientras yo continuaba con mi mamada, él me quitaba mi falda y mi calzoncito con figuras del Monterrey,

Era curiosa la escena, yo desnuda de la cintura para bajo, mientras de la cintura para arriba traía puesta una blusa del Monterrey, por su parte Manuel ya estaba completamente desnudo y disfrutaba de mi boca sobre su pene.

Quise quitarme la blusa, pero el no me dejo, me decía que era mejor verme con esa blusa y mas por que quería venirse sobre de ella.

Ante esto, rápidamente me saque ese rico trozo de carne de mi boca para decirle que no, que estaba loco, que no iba a permitir que me ensuciase mi blusa, él me respondió que yo había perdido y que tenia que obedecerlo.

Resignada continué con mi mamada, estaba bien entretenida chupando, lamiendo y mordisqueando esa verga que desde el pasado mes de enero no había probado.

Me encantaba sentir su palpitar su dureza dentro de mi boca, que su punta tocara mi garganta y que los testículos chocaran contra mi barbilla.

Me gustaba estar arrodillada viendo como mi hermano se perdía en el placer y el gozo al ver y sentir como su hermana le chupaba la verga.

Mi boca estaba llena de tan exquisita carne, me encantaba sentir su verga entrar y salir de mi boca, mi vagina se humedecía solo con eso, mi hermano acariciaba sobre mi blusa mis pechos, y metía uno de sus dedos en mi coño.

Era riquísimo sentir sus dedos hurgar en mi, mientras mi boca devoraba su pene, su trabajo con los dedos me estaba haciendo venir, mi respiración se entre cortaba, ya no podía seguir chapándole la verga, mi clímax me lo impedía.

De repente, Manuel me saco su pene de mi boca y me coloco sobre el sofa para abrir mis piernas, y comenzar a posar su verga en mi entrada, mi hermano estaba ya muy excitado por lo que sin más contemplaciones y al ver lo húmeda que estaba me la metió por completo de un golpe.

Al principio su estocada me dolió un poco, pero no tarde ni unos cuantos segundos en comenzar a sentir ese hormigueo en toda mi vagina, esa sensación de cosquilleo que nos causa choques eléctricos por todo el cuerpo.

Manuel sabe coger muy bien, en esta nueva cogida me lo estaba demostrando sus embestidas me hacían afirmar que era un macho para esta hembra en celo, no importaba que fuésemos hermanos o rivales en el fútbol, lo que realmente importaba es que ambos gozábamos de nuestra sexualidad incestuosa.

En sus arremetidas que eran cada vez más salvajes sus testículos chocaban con mi ano, al estar completamente abierta de piernas su verga entraba mas profundo en mí, ese delicioso choque de caderas estaban ocasionando que alcanzara mi segundo orgasmo.

Y así fue me vine, mi cuerpo se convulsionaba y exigía mas, y mas, «aaaaaaaaaaaa aaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhh, vamos Manuel, hermanito no te detengas dame mas duro, sssiiiiii, mi amor, papacito, dame mas hermanito, muévete mas rápido, oooooooooooooohhhhhhh, me vengo oooooooooooooohhhhhh, siiiiiiii, mmmmmmmmmmm».

Con mis piernas lo sujete de la cintura y con mis brazos me prendí de su cuello mientras lo besaba y le mordía los labios mi orgasmo esta en lo mas sublime, las contracciones de mis músculos vaginales estaban haciendo una gran presión en el pene de Manuel, quien ya estaba por venirse.

Se saco la verga y me hizo arrodillar de nuevo y se vino en mi cara y dejo caer una gran cantidad de semen en mi blusa de los Rayados del Monterrey, al sentir su leche en mi cara, en mis ojos, en mis labios hizo que me importara poco si se ensuciaba o no mi blusa, la leche de mi hermano es la mas rica de todas las que he probado.

Después de tan tremenda cogida me volví a meter la verga de mi hermano a la boca para limpiarla de lo que haya quedado de semen fue delicioso sentir su sabor, su esencia en mi paladar, ese sabor agridulce y suave que tiene su semen, es un verdadero néctar de hombre.

 

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